miércoles, 14 de diciembre de 2011
Angurios
Bueno, si, ya pasó, que te vaya bien.
No, no, ¿como pudiste?. Así, decírmelo sin ningún filtro, me dejaste tirado!.
Si, si, ya estoy bien, ya logre poner mi cabeza en otras cosas. Si, estoy viendo a alguien. Ya fue, tema superado, no sigas. Te deseo lo mejor.
¿Había necesidad? ¿En que fallé? ¿Como no me di cuenta?? Si estabas mas fría que un tempano. !!Que idiota fui!!.
Bue, bue, tema del pasado, sin rencores. Pasala lindo, si? ¿Te vas con ese?
Si sera desgraciado el muy hijo de puta, sabiendo que tenias novio, te engatuso igual. No tiene códigos.
No me hagas caso, ya hice el duelo, tampoco eras la reina de Java, no te la creas.¿Eh?. Al fin y al cabo, algunos recuerdos lindos me quedan. Pocos, pero bue, te dejo. Que tengas un buen día...
miércoles, 12 de octubre de 2011
Gotea
Tenia una tormenta de ideas, pero de golpe se me nubló la mente. Ese día me la pase lloviendo de tristeza
viernes, 23 de septiembre de 2011
Amor de azar
Se encontró con ella, o mejor, con la espalda de ella, en un recital. Le pareció perfecta, sincrónica, estética, sinuosa, armónica.
O porque era al aire libre, o por cierta impunidad de un fenómeno masivo, el no apagó su celular. Y sonó. Y contestó. Y del otro lado sonaron reclamos. Se enfureció, subió el tono.
Ella giro hacia él con relativo fastidio y le hizo señas de que bajara la voz.
La furia viene acompañada de ceguera, él siguió su diatriba.
Ella volvió a mirarlo, con un tedio exaltado:
-Pibe, ubicate, si no te gusta la música, anda a hacer bardo a otro lado.
Los ojos de él, inyectados de bronca, se quedaron fijos en su boca, luego en su rostro. Sintió que su propia cara enrojecía, cargado mitad de vergüenza hacia la chica de la espalda armónica, y mitad de odio hacia la chica de la voz chillona. Cortó, apagó y guardo su celular en el bolsillo de la campera.
Ella oyó la musica de despedida de la compañía celular en el instante en que el cantante daba el último acorde. Aplaudió, lo miró. Él aplaudió también. Ella sonrió. En la breve pausa entre canciones, le dijo:
-Si no cortabas, te iba a amordazar.
Él replico:
-Si, nunca el amor, el azar, me habían encontrado juntos. Me llamo Gastón
O porque era al aire libre, o por cierta impunidad de un fenómeno masivo, el no apagó su celular. Y sonó. Y contestó. Y del otro lado sonaron reclamos. Se enfureció, subió el tono.
Ella giro hacia él con relativo fastidio y le hizo señas de que bajara la voz.
La furia viene acompañada de ceguera, él siguió su diatriba.
Ella volvió a mirarlo, con un tedio exaltado:
-Pibe, ubicate, si no te gusta la música, anda a hacer bardo a otro lado.
Los ojos de él, inyectados de bronca, se quedaron fijos en su boca, luego en su rostro. Sintió que su propia cara enrojecía, cargado mitad de vergüenza hacia la chica de la espalda armónica, y mitad de odio hacia la chica de la voz chillona. Cortó, apagó y guardo su celular en el bolsillo de la campera.
Ella oyó la musica de despedida de la compañía celular en el instante en que el cantante daba el último acorde. Aplaudió, lo miró. Él aplaudió también. Ella sonrió. En la breve pausa entre canciones, le dijo:
-Si no cortabas, te iba a amordazar.
Él replico:
-Si, nunca el amor, el azar, me habían encontrado juntos. Me llamo Gastón
viernes, 26 de agosto de 2011
Es cupida
Para sorpresa de todos, en una mañana mediocre en el Palacio de Correos, salieron como estampida por el corredor principal en dirección hacia el norte. Jamas se había visto una deserción de tal clase. Ante lo novedoso de lo que acontecía, nadie de los presentes se vio capacitado para tomar cartas en el asunto.
Las estampillas siguieron su fuga, giraron en un pasillo mas iluminado. Si esta sería su única posibilidad de escapada, no harían otra cosa que defenderla a capa y espada (sobretodo por la cantidad de próceres que representaban). Delante del pelotón iba la de cinco pesos, armada de mayor valor nominal y liderazgo natural.
La merma masiva de misivas de amor las había aletargado en cajones oficiales. En todo ese tiempo armaron suposiciones sobre su abandono. Quizás se debía a que afuera ya no existía el amor filial, ni la filatelia de amor, o que la palabra escrita ya era ajena a los sentimientos, o que tal vez desaparecieron los afectos, o las palabras que los nombraban. Esas dudas, esos temores, les dieron el coraje para encontrarse ahora en plena huida.
Al fondo del pasillo anexo, la estampilla mas adelantada reconoció un cartel de salida y todas la siguieron con una confianza ciega. Tan ciega todas, y tan corta de vista la primera, se equivocaron. El cartel anunciaba: "saliva".
Su heroísmo se estampó en una pared. Quedaron pegadas a un destino trágico donde reina la escupida, y es cupido tan solo un siervo.
Las estampillas siguieron su fuga, giraron en un pasillo mas iluminado. Si esta sería su única posibilidad de escapada, no harían otra cosa que defenderla a capa y espada (sobretodo por la cantidad de próceres que representaban). Delante del pelotón iba la de cinco pesos, armada de mayor valor nominal y liderazgo natural.
La merma masiva de misivas de amor las había aletargado en cajones oficiales. En todo ese tiempo armaron suposiciones sobre su abandono. Quizás se debía a que afuera ya no existía el amor filial, ni la filatelia de amor, o que la palabra escrita ya era ajena a los sentimientos, o que tal vez desaparecieron los afectos, o las palabras que los nombraban. Esas dudas, esos temores, les dieron el coraje para encontrarse ahora en plena huida.
Al fondo del pasillo anexo, la estampilla mas adelantada reconoció un cartel de salida y todas la siguieron con una confianza ciega. Tan ciega todas, y tan corta de vista la primera, se equivocaron. El cartel anunciaba: "saliva".
Su heroísmo se estampó en una pared. Quedaron pegadas a un destino trágico donde reina la escupida, y es cupido tan solo un siervo.
viernes, 19 de agosto de 2011
Obtuso
Tenia una obsesión con los obsequios que en ciertos casos llevaba a limites obscenos. Ninguna vidriera aparecía como obstáculo a su observación. Revisaba el calendario de cumpleaños de gente que apenas conocía y se obstinaba en obsequiarle algún objeto que encontrara en sus paseos. Era de tal ridiculez su obsecuencia que busco la cartilla de su obra social, busco una especialista en obstetricia, fue hasta la clínica y le regalo un overol.
Sin embargo, el guardia de seguridad lo había observado al ingreso y dio aviso inmediato al servicio de salud mental. Dos enfermeros y un psiquiatra lo inmovilizaron con un mínimo esfuerzo físico y una máxima dosis tranquilizante. Aprovecharon el ensueño de él para observarlo, auscultarlo y diagnosticarlo. El jefe del servicio y los residentes concluyeron en forma unánime que se trataba de una esquizofrenia. Los últimos no tanto en base a sus observaciones sino mas bien por la obsecuencia que le debían a su mentor. Sin dejar de lado las intenciones de poder ser parte del plantel profesional del lugar.
Apenas el paciente recuperó sus facultades mentales embotadas, lo citaron al consultorio del Dr. Villegas, especialista en desordenes mentales. Le dijo, sin muchos rodeos, que lo que él padecía era una esquizofrenia, que al principio habían sospechado que se trataba de una neurosis obsesiva, por algunos síntomas, que tras largo debate decidieron en forma conjunta que correspondía más al ultimo diagnostico, pero que para su tranquilidad, aparentaba no ser de mayor importancia significativa, por lo que podía regresar a su casa. Que su vida no corría peligro.
El camino a su casa ya no fue el mismo, esquivo todas las vidrieras. Abolió las esquinas de su recorrido y empezó a cruzar las calles a mitad de cuadra. Ya a dos manzanas de su casa, pensativo como estaba, no sabemos si con intención, o es que quiso freniar pero no lo hizo a tiempo, que fue arrollado por un coche, bastante moderno, y de vidrios obscuros.
Sin embargo, el guardia de seguridad lo había observado al ingreso y dio aviso inmediato al servicio de salud mental. Dos enfermeros y un psiquiatra lo inmovilizaron con un mínimo esfuerzo físico y una máxima dosis tranquilizante. Aprovecharon el ensueño de él para observarlo, auscultarlo y diagnosticarlo. El jefe del servicio y los residentes concluyeron en forma unánime que se trataba de una esquizofrenia. Los últimos no tanto en base a sus observaciones sino mas bien por la obsecuencia que le debían a su mentor. Sin dejar de lado las intenciones de poder ser parte del plantel profesional del lugar.
Apenas el paciente recuperó sus facultades mentales embotadas, lo citaron al consultorio del Dr. Villegas, especialista en desordenes mentales. Le dijo, sin muchos rodeos, que lo que él padecía era una esquizofrenia, que al principio habían sospechado que se trataba de una neurosis obsesiva, por algunos síntomas, que tras largo debate decidieron en forma conjunta que correspondía más al ultimo diagnostico, pero que para su tranquilidad, aparentaba no ser de mayor importancia significativa, por lo que podía regresar a su casa. Que su vida no corría peligro.
El camino a su casa ya no fue el mismo, esquivo todas las vidrieras. Abolió las esquinas de su recorrido y empezó a cruzar las calles a mitad de cuadra. Ya a dos manzanas de su casa, pensativo como estaba, no sabemos si con intención, o es que quiso freniar pero no lo hizo a tiempo, que fue arrollado por un coche, bastante moderno, y de vidrios obscuros.
jueves, 11 de agosto de 2011
Amores gastrónicos
Declaraciones amorosas potenciales en romances comestibles:
-Mi guacamole, desde que te fuiste estoy hecho puré. Me haces mucha palta.
-Mi aceitunita, la paso tan bien con vos. Creo que nunca te voy a olivar.
-Mi guacamole, desde que te fuiste estoy hecho puré. Me haces mucha palta.
-Mi aceitunita, la paso tan bien con vos. Creo que nunca te voy a olivar.
lunes, 1 de agosto de 2011
no me tires lun fardo
-No seas cachibache, deja de berrinches que quiero torrar, me decías con tu gastado malhumor de ensueño. Ni te percataste que estaba hecho una piltrafa. Me tenias como un papanatas que pide a tientas acurrucarse en tu brazos por miedo a las cucarachas que se pasean de cuclillas y a sus anchas.
No era un miedo pastiche, ni un mamarracho de tristeza lo que de mis ojos se precipitaba, y en mi jeta se anunciaba. Tan pronto te rajabas a tus pagos, mi alma se rajaba con el cobro, denunciaba el vacio. No existe curandera ni bruja que me saque tu gualicho, ni me cure el mar de ojos. Me queda la modorra
No era un miedo pastiche, ni un mamarracho de tristeza lo que de mis ojos se precipitaba, y en mi jeta se anunciaba. Tan pronto te rajabas a tus pagos, mi alma se rajaba con el cobro, denunciaba el vacio. No existe curandera ni bruja que me saque tu gualicho, ni me cure el mar de ojos. Me queda la modorra
jueves, 14 de julio de 2011
Calzado de esta vida a medias
-Me calzan tantos años oliendo el mismo pegamento.
-Es porque suelas zaparte todo el día encerado ahí, y no pones un pie en la calle ni por putas. - Insistía su mujer.
Sin embargo él taco vencido que no pudo elegir. Que su destino estaba escrito de antepie. Por eso el fastidio de sentir que eso que lo definía, lo agobiaba por no haber arriesgado otra vida. Le pisaba los talones.
Bota cada consejo que se le ofrece, pero todos saben que su pensamiento rumia cada noche en que sus ojos se mantienen fijos en el techo. No hay plantillas para dormir que le hayan hecho algún efecto, ya curtido por aspirar adhesivos durante lustros.
En esa especie de limbo mental nocturno comprendió la ridiculez de reparar, siempre, para que otros puedan tener los pies en la tierra, mientras el se vuela, haciéndolo. Esa idea le cayó como una patada, y le lustro el camino para dar el primer paso.
Así zapatastroso como estaba, lleno de grasa y pegamento, tomó el dinero recaudado, abrió la puerta que da a la calle.
Miró la acera, se arrimó hasta la calzada, buscó un tenue rayo de sol que se colaba por los árboles, y se sentó en el cordón durante unos segundos. Se tomó el tiempo para empezar a respirar otros aromas, se puso de pie y echo a correr con su botín. Huyendo de su destino.
sábado, 2 de julio de 2011
Nostalgiata en Soy mayor
Lo unico que le parece constante es el río. Crece, baja, se pica, pero siempre mantiene el mismo color, la misma correntada, los mismos sedimentos. Quizas por eso tiene la costumbre de regresar cada domingo al borde de las escalinatas, movido por el deseo de encontrar alguna familiaridad ante tanta voragine de cambios de una ciudad que cada vez cree menos propia. Entonces, su mirada se posa un tiempo hacia allá, al horizonte dibujado por las islas y su vegetación, y otro rato hacia acá, donde desborda un parque de niños, familias, parejas y turistas.
Mucho tiempo el puerto le habia negado ese lugar para el ocio contemplativo, porque su destino era hombrear bolsas de cereales durante todo el dia, y luego montar su bicicleta de regreso a su casa. El río era uno mas de los aliados del patrón, que traia sin piedad barcos extranjeros que cargaban, con gula monstruosa, los cereales de estas tierras. Le exigian rapidez, asistencia, eficiencia, fuerza, responsabilidad. Él, al tiempo que agarraba una bolsa, se mordia los labios.
Es por eso que no se entiende su nostalgia, o que fuerza, demasiado esquiva a sus razonamientos, lo devuelven cada domingo a este sitio. Y es por tal cosa que a veces su mirada parece perdida.
Sin embargo, necesita llegar al último escalon, en busqueda de una perspectiva, o de la altura necesaria para su plan.
Cada vez que llega, intenta engañar a sus recuerdos, convenciendolos que los trae al encuentro de sus historias lejanas. Cuando advierte desprevenido a uno, lo invita a salir por las arrugas de su frente, o a veces por la iris de sus ojos. Lo aferra entre sus manos, con la misma firmeza con que sostiene el manubrio de su bicicleta, estira todo su brazo hacia atrás, cierra el puño, lo arrroja con todas sus fuerzas. Todos caen al río, y ninguno, hasta ahora, supo nadar. En ese ahogo premeditado, el se siente mas liviano, como si pudiera flotar.
jueves, 30 de junio de 2011
Está tu agua en mí
-Cerca, cerca, un poco más abajo.
-Pica, pica, ahí es, sí, seguí!!. -Que pena, no me escuchas.
Y pensar que podría decirte donde soy mas sensible, donde me gusta que me rocíes. Vos, sin embargo, tomas tu trabajo como una tarea mecánica. ¿Cuanto antes terminar mejor, no? Seguro te mandaron con el propósito de blanquearme, nunca habras escuchado de tu jefe algo como: -Escuchemé Gomez, peguele una ducha a la escultura de Lola Mora, que debe estar agobiada de calor.
No creo que hayan tenido semejante sensibilidad. Me dejarás muy blanca, eso sin duda, sin mierda de palomas, sin hollin, sin moho. Seré digna de admiración de locales y turistas, algunos repararán en mi por primera vez, por el brillo, el lustre, el marmol italiano o la blancura o que se yo porque carajo.
-Fotos, fotos, sonrisas, que más acá que no salgo, que un poco mas a la izquierda, que en automático asi salimos todos. Si, si, ponganse, ubiquense, digan whisky. Que acá yo, impoluta y firme, me ofrezco como simple recuerdo de viaje.
Me pregunto: ¿esta tu álbum completo? ¿Está tu ausencia retratada? ¿Esta tu abuela en la foto familiar? ¿ ¿Esta tu afición desarrollada? ¿Esta tu asiento reservado? ¿Estatua?
-¿Un chorro fuerte en la espalda sería mucha molestia? Estoy un poquito tensa, necesito unos masajes.
jueves, 16 de junio de 2011
Danza Muda
De acá para allá lo tenian al turco Adum Aznad. Como bota sin valija.
Para no ser funcional a los burrocrátas, utilizó la táctica de hacer todo vaso a vaso, sin apunarse. En cada trayecto trataba, abyecto, de cargar parte de sus cosas. De camino, tomaba una pausa amena y una caña con menta, en algun bar. Lo primero que cargó fue una muda de ropa.
Al llegar a destino podaba la ruda que lo separaba del vecino, anudaba la mopa -para limpiar la inmundicia del inquilino anterior, entre otras casas.
Una mundana cavilación lo moderaba. El vil azar ya le habia cobrado un peaje nada modico a sus medidas indulgentes. Tenia don de gentes, pero no se sentia, aún sin techo, un indigente.
Maduraba su duda mientras él mendigaba modestias en un mundo mediocre. Le dolia la medula durmiendo, haciendo esfuerzos, cargando trastos. Acosado por la urgencia, lo mandaban a modificar medianegras en los registros catrastrales, en las inmunbiliarias, en los describanos púbicos.-
Tenia todos los papeles y aún asi no podia empezar a empapelar, pensaba en el papelón si alguien lo viera durmiendo a la intempestad, acurrucado en papel de diario.
La ansiedad parecia no acabar, la amenaza de un nuevo tramite se cernia en su rostro, en sus narices, en sus pupilas. De sus manos se escabullia la habilitación, de su cuerpo, la habitación.
Al letra fina de los contractos lo enardecia, lo envalentonaba, no tanto para exigir sus derechos, sino para levantar la mano hacia el mozo: -Jefe, otra medida.
-Otra medida, no tomo varias ya, turquito?
-Si, pero ahora quieren que mida el contrafrente, vos podes creer que reverendos hijos de puta estos municipales.
-Estas jodido turco, que te puedo decir, me dejas mudo.
-No te preocupes, macho, que yo les hice frente, me harté.
-Que bueno, chee, ¿y resulto?
-Si, hice frente e interiores y me mude. ¡Al fin!. Que del contrafrente se ocupen ellos, manga de cretinos!!
sábado, 4 de junio de 2011
A ruinas
A ruinas
Él sacó el equipo de mate y empezó a prepararlo. Ella lo miró, siguió el movimiento de sus brazos, para luego inclinar su cabeza hacia arriba. Comenzó a hablar:
-¿Vos podes creer? Parece que el tipo se empeñara en boicotear todo lo que construimos juntos.
Hubo un silencio breve, se mordió los labios, estiro la mano alcanzándole la yerba, con la mirada en el mismo lugar, siguió:
-Se subió al carro de la modernización, con sus ínfulas de arquitecto posmo. Fijate, por decir, le ruego claridad y él diseña vidrios y ventanas. Le digo lo incómoda que me pone su indiferencia y me habla de muebles ergonomicos. Le pido que veamos nuevos horizontes y dibuja balcones. Le reclamo su falta de pasión conyugal y distribuye las escaleras para incendios. Le planteo mis inseguridades y revisa las salidas de emergencia. Le expreso mis nostalgias, esos tiempos donde con solo una mirada sentiamos que tocabamos el cielo con las dedos, y el cretino, obvio, enumera los pisos de su obra majestuosa.
Se detiene para beber el primer sorbo de mate, continúa:
-Ahí la tiene, puto faraón obediente del capitalismo sojero, se regodea como si se tratara de su propio falo. Infla su pecho de elogios hipócritas mientras con sus brazos dirige, muestra, explica. Los gerentes y esa manga de gobernantes estupidizados miran hacia arriba y aplauden. Él sonrie. Su ego, su falo, su edificio es lo que salta a la vista, pero ya te digo, como esposo es un reverendo hijo de puta, creeme.
Vuelve a introducir la bombilla entre sus labios, y agrega:
-Sin ir mas lejos, ¿ves aquel zaguan? Fue complice de nuestros primeros encuentros, pero te aseguro que mañana será el césped donde transiten esos zapatos 100% cuero vacuno. Mirá que hay que ser insensible, eh?. Que no me venga, por faaavor. En suma, ese amor que nos unió, ya te digo, hoy se fue enterrado junto con un par de escombros.
Recién en ese momento ella vuelve a posar sus ojos en los de él, al tiempo que saca un churro de la bolsa de papel:
-Ay, perdón si te quemé la cabeza, pero necesitaba descargarme. -¿Me rascas, cielo?
-¿Te parece? ¿Y si nos ve?
-No te preocupes, esta demasiado ocupado en su rascacielos.
jueves, 2 de junio de 2011
Tú, él, tunel
Si ya no queda nadie, es porque todos huian al borde del tunel, creidos en eso de que solo al final estan las luces. En aquel vacio, vos preferias transitar a paso lento, sin medir peligros. A tus ojos le bastaba esa tenue claridad venida del techo. Te fascinaba la idea de una soledad subterrena, y sentir que en ese mismo momento, en la superficie, la cotidianeidad abrumaba a los paseantes, a los perros, a los vendedores de pororó, a los deportistas, a las palomas.
En ese tiempo hecho de un instante, vislumbrabas un espacio propio, y gritabas con toda tu fuerza porque creias que el eco haria huir tu alma de los pliegues de tu cuerpo, para contestarte desde las paredes.
Un día me llevaste, me invitaste a ser parte de tu ensoñación. Traté de encontrar la alquimia que me uniera a lo que tu mismo lograbas sentir. Cerré los ojos, tu me tiraste del puño de mi saco, que me quedaba un tanto grande: -Grita ahora!!. Tomé aire desde el pecho, desde mis cuerdas vocales salió tu nombre, y en simultáneo, desde la ventanilla de un coche, otras cuerdas vocales acotaron: -Correte pedazo de pelotuuudo!!!. Mi alma se pegó a un parabrisas, para esperarme al final del tunel, que hay mas luz, y paseantes, y perros, y vendedores, y deportistas.
sábado, 21 de mayo de 2011
Estaciones
Llegó temprano, por precavido, le pareció que mirar cada segundo el horizonte que le devolvían los rieles haría evidente su ansiedad. Así que demoro sus ojos en los carteles de la estación, mientras con su mano palpaba por enésima vez el pasaje que descansaba en su bolsillo. Quería salir de la ciudad cuanto antes, aunque seguía pensando que no era una fuga, que no huía. Se detuvo un rato contemplando el que decía "auxiliar", y pensó en el auxilio, en tantas veces que se sintió ahogado en el mar de su indiferencia, sin que nada ni nadie fuera a su rescate. Siguió al rato recorriendo el pasillo hasta ver el que indicaba "salida", sintió en sus entrañas el recuerdo de las veces que se sintió atrapado por aquellos ojos color miel sin encontrar la salida, o sin intentar siquiera buscarla. Porque en ese dolor el prefería habitar, a quedarse inmune y ajeno a ella. Salvo esta vez, que necesito ese papel llamado boleto, con un destino, con un horario definido, para alejarse de una vez. Quizás si pasaran algunos años, o una década, el podría devolverle la mirada sin perderse en ella. Escuchó al tren acercarse, recogio su bolso del piso, y derramo la ultima lagrima, de la que aquella estación fue la única testigo.
martes, 17 de mayo de 2011
Lozana locura
A veces cree que el mundo que lo rodea esta loco, enfermo, insano, trastornado. Resulta que, bajo ese lente por el cual mide lo que le rodea, se cruza, por cosas del azar, con alguien que parece cuerda, saludable, sana, torneada. Se enamora con tal ahínco que acaba amando con locura. Entonces descree de la relación, no sabe diferenciar si como pareja se han fusionado con el mundo alrededor, o si la locura es personal de cada uno, y han perdido el encanto entre si. Cuando pide un consejo, le dicen que no venga con esas locuras.
Otras veces cree que el mundo es normal, cuerdo, sano, torneado y es él el que esta loco, enfermo, trastornado. Resulta que, bajo esa lupa con la cual se mide a si mismo, se cruza, por causas indescifrables, con alguien que parece loca, trastornada. Se enamora con tal prudencia que acaba siendo el amor mas normal del mundo. Cuando pide una sugerencia, le dicen que enamorarse así es cosa de locos.
Otras veces cree que el mundo es normal, cuerdo, sano, torneado y es él el que esta loco, enfermo, trastornado. Resulta que, bajo esa lupa con la cual se mide a si mismo, se cruza, por causas indescifrables, con alguien que parece loca, trastornada. Se enamora con tal prudencia que acaba siendo el amor mas normal del mundo. Cuando pide una sugerencia, le dicen que enamorarse así es cosa de locos.
viernes, 13 de mayo de 2011
Invierno
Abrigo una esperanza con un sweater de ilusiones.
Sufro de extrabismo, cuando te extraño siento un abismo
Sufro de extrabismo, cuando te extraño siento un abismo
miércoles, 20 de abril de 2011
A la deriva
Te noté muy convencida cuando nos embarcamos en esta aventura. Verte así me generó un mar de dudas.
Justo una aventura, que es la incertidumbre, la sorpresa, los caminos no pactados. Es darle al destino todos tus naipes y que él los tire, los baraje y ponga las reglas del juego.
Sin embargo, vos repetías hasta el cansancio que todo iría viento en popa, que saldríamos a flote, que remandola llegaríamos a buen puerto. Me fastidiaba tu convencimiento, peor renegaba cuando me daba cuenta que me lo apropiaba, que también me lo creía. Deseaba tirar todo por la borda y cambiar el rumbo. A tus olas de optimismo expansivo, yo respondía hundiéndome en mi pesimismo anquilosado.
Corroída por el tiempo, vimos como nuestra relación naufragaba. Di mis últimos manotazos de ahogado renovando promesas, resurgiendo proyectos, reciclando pasiones, pero tu ya estabas convencida.
Concisa, breve, me dijiste:
-Desde hace rato soy la única que lleva el timón en este pareja, viendo lo cómodo que estas siendo un lastre. Necesito nuevas aventuras, y ya estoy teniendo una.
Toque fondo al oírte, sentí el dolor profundo de quien agita su desesperación en un abismo de soledades, le siguieron unas punzadas en el pecho, síntoma de tus astillas que lentamente perforaban mi corazón.
Ya de rodillas y entregado, atisbe a mirarte por ultima vez, y entre dientes maldije el día que te conocí, astillera del orto.
Justo una aventura, que es la incertidumbre, la sorpresa, los caminos no pactados. Es darle al destino todos tus naipes y que él los tire, los baraje y ponga las reglas del juego.
Sin embargo, vos repetías hasta el cansancio que todo iría viento en popa, que saldríamos a flote, que remandola llegaríamos a buen puerto. Me fastidiaba tu convencimiento, peor renegaba cuando me daba cuenta que me lo apropiaba, que también me lo creía. Deseaba tirar todo por la borda y cambiar el rumbo. A tus olas de optimismo expansivo, yo respondía hundiéndome en mi pesimismo anquilosado.
Corroída por el tiempo, vimos como nuestra relación naufragaba. Di mis últimos manotazos de ahogado renovando promesas, resurgiendo proyectos, reciclando pasiones, pero tu ya estabas convencida.
Concisa, breve, me dijiste:
-Desde hace rato soy la única que lleva el timón en este pareja, viendo lo cómodo que estas siendo un lastre. Necesito nuevas aventuras, y ya estoy teniendo una.
Toque fondo al oírte, sentí el dolor profundo de quien agita su desesperación en un abismo de soledades, le siguieron unas punzadas en el pecho, síntoma de tus astillas que lentamente perforaban mi corazón.
Ya de rodillas y entregado, atisbe a mirarte por ultima vez, y entre dientes maldije el día que te conocí, astillera del orto.
sábado, 9 de abril de 2011
Ya Carnada queda
Siempre dijimos que es cama y nada mas. Que solo nos veriamos cuando quisieramos tirar una cañita al aire. Pero no se a quien le contaste, o en que trama yo quedé, y resulta que ahora esta en boga de todos. Lo nuestro se ha vuelto una relacion tanza. Con decirte que te encontré la pez pasada, a la vuelta de la espina, y me convencí de que no te tragaba, que nunca lo hice. Te agarré una branquia barbara.
Aquellos sabalos por la noche, en que nos encontramos, solo era para seguirte la corriente, pero ya corrió mucha agua bajo este puente. Pa ti quizas sea distinto. Yo, en cambio, ya di por terminado aquel tiempo dorado en que eramos parte de un señuelo compartido. Boya sabras lo que sigue. Ayer estuvimos en el cielo, hoy hemos caido anzuelo, por los pescados cometidos.
Aquellos sabalos por la noche, en que nos encontramos, solo era para seguirte la corriente, pero ya corrió mucha agua bajo este puente. Pa ti quizas sea distinto. Yo, en cambio, ya di por terminado aquel tiempo dorado en que eramos parte de un señuelo compartido. Boya sabras lo que sigue. Ayer estuvimos en el cielo, hoy hemos caido anzuelo, por los pescados cometidos.
sábado, 1 de enero de 2011
Danzas arabes
Venía con hambre desde la tarde, habia salteado la merienda en el ajetreo de su ultimo dia de trabajo. Con paso incierto pero rápido, caminó las cuadras del centro en busca de algun lugar para cenar.
Es posible que el nombre Sheik le haya resultado curioso, las luces de la entrada, la decoración exterior, o la oportunidad de probar una comida exótica. De reojo observó parte de lo que habia escrito en el pizarrón de la puerta: "Danza arabe. No se cobra derecho de espectáculo".
Al entrar entendió que ofrecer el espectáculo gratis quizas estaba movido por la intención de acercar mas comensales al lugar, ya eran mas de las diez y habia solo dos mesas ocupadas, incluyendo la suya.
Tras hacer su pedido de babaganush y kebap de cerdo, Carlos se acomodó en dirección al escenario al notar que habian bajado las luces del local
El presentador, en un ambo raído y bastante arrugado, aunque con una barba tupida para dar la sensación de su origen musulman, tomó el micrófono, y mirandolo a él, que parecia ser el mayor interesado de la cantina, dijo: -Bienvenidos al Sheik, el unico restaurant de comida típica arabe de la zona. Hoy tenemos el agrado de presentar a nuestras talentosas bailarinas, que danzaran al ritmo de odas arabes de todos los tiempos. ¡¡Demosle un fuerte aplauso!!!. ¡¡Ellas son Gunesh, Ayleen y Bilge!!! ¡¡directamente desde Turquía !!!
Al ver la belleza de sus atuendos, los colgantes brillosos adosados a los pañuelos, y la armonia de sus figuras, Carlos desvio su atención del plato que recien llegaba y perfiló su silla un poco mas cerca del escenario.
Dejo pasar un par de canciones, u odas, como las habia mencionado el presentador, y hurgó en sus bolsillos por algo de dinero.
Los siguientes temas fueron una seguidilla de intentos fracasados de Carlos por depositar una ofrenda económica en alguna parte de los atuendos de ellas.
Las bailarinas se acercaban a su silla, sugerentes, obsequiandole un primer plano de unos movimientos de caderas tan perfectos que se asemejaban al flamear de una bandera con el viento. Cuando él consideraba que solo lo separaba un brazo de distancia de alguna de ellas, sacaba unos billetes y estiraba la mano. Pero ya, en un momento imperceptible, la distancia era demasiada. Se alejaban con un movimiento grácil y no menos artístico, cosa que no pareciera un rechazo hacia el cliente.
Al final, Carlos devoró su kebap con cierta culpa y estupor, sentía que lo que habia visto debia ser recompénsado, de alguna manera, y no entendía. Le parecía un exceso que ademas de no cobrar por el espectáculo, tampoco acepten propinas como forma de reconocimiento.
La comida era de un precio módico, los clientes eran escasos. Algo raro debia haber en todo eso. Pensó que quizas la cantina era una tapadera del dueño para negocios mas turbios, imagino mafias de tratantes de blancas, ya le comenzaron a surgir todos los prejuicios de los turcos, sus negocios non sanctos. Seguramente a la salida se toparía con un cafisho de impecable traje que le ofrecería una atención o servicio de alguna de las bailarinas. Ahí se le terminaria de desmoronar toda la ilusión de haber considerado aquello que vió, una verdadera muestra de arte y cultura de la parte oriental del mundo. Lo habia disfrutado, pero estas conjeturas y suposiciones hicieron que todo se tiñera de negro, y que su estomago mismo empezará a rechazar lo recien ingerido. Buscó rápido la salida, abrió la puerta, y al cerrarla le dio cierto impetú para notar su desacuerdo con todo. Al salir, el fresco se notaba, así que mientras volvía a ponerse su gabán, leyó por última vez el pizarrón completo: "Danza arabe. No se cobra derecho de espectáculo" "Hoy: Show de Odariscas"
Es posible que el nombre Sheik le haya resultado curioso, las luces de la entrada, la decoración exterior, o la oportunidad de probar una comida exótica. De reojo observó parte de lo que habia escrito en el pizarrón de la puerta: "Danza arabe. No se cobra derecho de espectáculo".
Al entrar entendió que ofrecer el espectáculo gratis quizas estaba movido por la intención de acercar mas comensales al lugar, ya eran mas de las diez y habia solo dos mesas ocupadas, incluyendo la suya.
Tras hacer su pedido de babaganush y kebap de cerdo, Carlos se acomodó en dirección al escenario al notar que habian bajado las luces del local
El presentador, en un ambo raído y bastante arrugado, aunque con una barba tupida para dar la sensación de su origen musulman, tomó el micrófono, y mirandolo a él, que parecia ser el mayor interesado de la cantina, dijo: -Bienvenidos al Sheik, el unico restaurant de comida típica arabe de la zona. Hoy tenemos el agrado de presentar a nuestras talentosas bailarinas, que danzaran al ritmo de odas arabes de todos los tiempos. ¡¡Demosle un fuerte aplauso!!!. ¡¡Ellas son Gunesh, Ayleen y Bilge!!! ¡¡directamente desde Turquía !!!
Al ver la belleza de sus atuendos, los colgantes brillosos adosados a los pañuelos, y la armonia de sus figuras, Carlos desvio su atención del plato que recien llegaba y perfiló su silla un poco mas cerca del escenario.
Dejo pasar un par de canciones, u odas, como las habia mencionado el presentador, y hurgó en sus bolsillos por algo de dinero.
Los siguientes temas fueron una seguidilla de intentos fracasados de Carlos por depositar una ofrenda económica en alguna parte de los atuendos de ellas.
Las bailarinas se acercaban a su silla, sugerentes, obsequiandole un primer plano de unos movimientos de caderas tan perfectos que se asemejaban al flamear de una bandera con el viento. Cuando él consideraba que solo lo separaba un brazo de distancia de alguna de ellas, sacaba unos billetes y estiraba la mano. Pero ya, en un momento imperceptible, la distancia era demasiada. Se alejaban con un movimiento grácil y no menos artístico, cosa que no pareciera un rechazo hacia el cliente.
Al final, Carlos devoró su kebap con cierta culpa y estupor, sentía que lo que habia visto debia ser recompénsado, de alguna manera, y no entendía. Le parecía un exceso que ademas de no cobrar por el espectáculo, tampoco acepten propinas como forma de reconocimiento.
La comida era de un precio módico, los clientes eran escasos. Algo raro debia haber en todo eso. Pensó que quizas la cantina era una tapadera del dueño para negocios mas turbios, imagino mafias de tratantes de blancas, ya le comenzaron a surgir todos los prejuicios de los turcos, sus negocios non sanctos. Seguramente a la salida se toparía con un cafisho de impecable traje que le ofrecería una atención o servicio de alguna de las bailarinas. Ahí se le terminaria de desmoronar toda la ilusión de haber considerado aquello que vió, una verdadera muestra de arte y cultura de la parte oriental del mundo. Lo habia disfrutado, pero estas conjeturas y suposiciones hicieron que todo se tiñera de negro, y que su estomago mismo empezará a rechazar lo recien ingerido. Buscó rápido la salida, abrió la puerta, y al cerrarla le dio cierto impetú para notar su desacuerdo con todo. Al salir, el fresco se notaba, así que mientras volvía a ponerse su gabán, leyó por última vez el pizarrón completo: "Danza arabe. No se cobra derecho de espectáculo" "Hoy: Show de Odariscas"
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