jueves, 2 de junio de 2011

Tú, él, tunel



Si ya no queda nadie, es porque todos huian al borde del tunel, creidos en eso de que solo al final estan las luces. En aquel vacio, vos preferias transitar a paso lento, sin medir peligros. A tus ojos le bastaba esa tenue claridad venida del techo. Te fascinaba la idea de una soledad subterrena, y sentir que en ese mismo momento, en la superficie, la cotidianeidad abrumaba a los paseantes, a los perros, a los vendedores de pororó, a los deportistas, a las palomas.
En ese tiempo hecho de un instante, vislumbrabas un espacio propio, y gritabas con toda tu fuerza porque creias que el eco haria huir tu alma de los pliegues de tu cuerpo, para contestarte desde las paredes.
Un día me llevaste, me invitaste a ser parte de tu ensoñación. Traté de encontrar la alquimia que me uniera a lo que tu mismo lograbas sentir. Cerré los ojos, tu me tiraste del puño de mi saco, que me quedaba un tanto grande: -Grita ahora!!. Tomé aire desde el pecho, desde mis cuerdas vocales salió tu nombre, y en simultáneo, desde la ventanilla de un coche, otras cuerdas vocales acotaron: -Correte pedazo de pelotuuudo!!!. Mi alma se pegó a un parabrisas, para esperarme al final del tunel, que hay mas luz, y paseantes, y perros, y vendedores, y deportistas.

No hay comentarios: