jueves, 30 de junio de 2011
Está tu agua en mí
-Cerca, cerca, un poco más abajo.
-Pica, pica, ahí es, sí, seguí!!. -Que pena, no me escuchas.
Y pensar que podría decirte donde soy mas sensible, donde me gusta que me rocíes. Vos, sin embargo, tomas tu trabajo como una tarea mecánica. ¿Cuanto antes terminar mejor, no? Seguro te mandaron con el propósito de blanquearme, nunca habras escuchado de tu jefe algo como: -Escuchemé Gomez, peguele una ducha a la escultura de Lola Mora, que debe estar agobiada de calor.
No creo que hayan tenido semejante sensibilidad. Me dejarás muy blanca, eso sin duda, sin mierda de palomas, sin hollin, sin moho. Seré digna de admiración de locales y turistas, algunos repararán en mi por primera vez, por el brillo, el lustre, el marmol italiano o la blancura o que se yo porque carajo.
-Fotos, fotos, sonrisas, que más acá que no salgo, que un poco mas a la izquierda, que en automático asi salimos todos. Si, si, ponganse, ubiquense, digan whisky. Que acá yo, impoluta y firme, me ofrezco como simple recuerdo de viaje.
Me pregunto: ¿esta tu álbum completo? ¿Está tu ausencia retratada? ¿Esta tu abuela en la foto familiar? ¿ ¿Esta tu afición desarrollada? ¿Esta tu asiento reservado? ¿Estatua?
-¿Un chorro fuerte en la espalda sería mucha molestia? Estoy un poquito tensa, necesito unos masajes.
jueves, 16 de junio de 2011
Danza Muda
De acá para allá lo tenian al turco Adum Aznad. Como bota sin valija.
Para no ser funcional a los burrocrátas, utilizó la táctica de hacer todo vaso a vaso, sin apunarse. En cada trayecto trataba, abyecto, de cargar parte de sus cosas. De camino, tomaba una pausa amena y una caña con menta, en algun bar. Lo primero que cargó fue una muda de ropa.
Al llegar a destino podaba la ruda que lo separaba del vecino, anudaba la mopa -para limpiar la inmundicia del inquilino anterior, entre otras casas.
Una mundana cavilación lo moderaba. El vil azar ya le habia cobrado un peaje nada modico a sus medidas indulgentes. Tenia don de gentes, pero no se sentia, aún sin techo, un indigente.
Maduraba su duda mientras él mendigaba modestias en un mundo mediocre. Le dolia la medula durmiendo, haciendo esfuerzos, cargando trastos. Acosado por la urgencia, lo mandaban a modificar medianegras en los registros catrastrales, en las inmunbiliarias, en los describanos púbicos.-
Tenia todos los papeles y aún asi no podia empezar a empapelar, pensaba en el papelón si alguien lo viera durmiendo a la intempestad, acurrucado en papel de diario.
La ansiedad parecia no acabar, la amenaza de un nuevo tramite se cernia en su rostro, en sus narices, en sus pupilas. De sus manos se escabullia la habilitación, de su cuerpo, la habitación.
Al letra fina de los contractos lo enardecia, lo envalentonaba, no tanto para exigir sus derechos, sino para levantar la mano hacia el mozo: -Jefe, otra medida.
-Otra medida, no tomo varias ya, turquito?
-Si, pero ahora quieren que mida el contrafrente, vos podes creer que reverendos hijos de puta estos municipales.
-Estas jodido turco, que te puedo decir, me dejas mudo.
-No te preocupes, macho, que yo les hice frente, me harté.
-Que bueno, chee, ¿y resulto?
-Si, hice frente e interiores y me mude. ¡Al fin!. Que del contrafrente se ocupen ellos, manga de cretinos!!
sábado, 4 de junio de 2011
A ruinas
A ruinas
Él sacó el equipo de mate y empezó a prepararlo. Ella lo miró, siguió el movimiento de sus brazos, para luego inclinar su cabeza hacia arriba. Comenzó a hablar:
-¿Vos podes creer? Parece que el tipo se empeñara en boicotear todo lo que construimos juntos.
Hubo un silencio breve, se mordió los labios, estiro la mano alcanzándole la yerba, con la mirada en el mismo lugar, siguió:
-Se subió al carro de la modernización, con sus ínfulas de arquitecto posmo. Fijate, por decir, le ruego claridad y él diseña vidrios y ventanas. Le digo lo incómoda que me pone su indiferencia y me habla de muebles ergonomicos. Le pido que veamos nuevos horizontes y dibuja balcones. Le reclamo su falta de pasión conyugal y distribuye las escaleras para incendios. Le planteo mis inseguridades y revisa las salidas de emergencia. Le expreso mis nostalgias, esos tiempos donde con solo una mirada sentiamos que tocabamos el cielo con las dedos, y el cretino, obvio, enumera los pisos de su obra majestuosa.
Se detiene para beber el primer sorbo de mate, continúa:
-Ahí la tiene, puto faraón obediente del capitalismo sojero, se regodea como si se tratara de su propio falo. Infla su pecho de elogios hipócritas mientras con sus brazos dirige, muestra, explica. Los gerentes y esa manga de gobernantes estupidizados miran hacia arriba y aplauden. Él sonrie. Su ego, su falo, su edificio es lo que salta a la vista, pero ya te digo, como esposo es un reverendo hijo de puta, creeme.
Vuelve a introducir la bombilla entre sus labios, y agrega:
-Sin ir mas lejos, ¿ves aquel zaguan? Fue complice de nuestros primeros encuentros, pero te aseguro que mañana será el césped donde transiten esos zapatos 100% cuero vacuno. Mirá que hay que ser insensible, eh?. Que no me venga, por faaavor. En suma, ese amor que nos unió, ya te digo, hoy se fue enterrado junto con un par de escombros.
Recién en ese momento ella vuelve a posar sus ojos en los de él, al tiempo que saca un churro de la bolsa de papel:
-Ay, perdón si te quemé la cabeza, pero necesitaba descargarme. -¿Me rascas, cielo?
-¿Te parece? ¿Y si nos ve?
-No te preocupes, esta demasiado ocupado en su rascacielos.
jueves, 2 de junio de 2011
Tú, él, tunel
Si ya no queda nadie, es porque todos huian al borde del tunel, creidos en eso de que solo al final estan las luces. En aquel vacio, vos preferias transitar a paso lento, sin medir peligros. A tus ojos le bastaba esa tenue claridad venida del techo. Te fascinaba la idea de una soledad subterrena, y sentir que en ese mismo momento, en la superficie, la cotidianeidad abrumaba a los paseantes, a los perros, a los vendedores de pororó, a los deportistas, a las palomas.
En ese tiempo hecho de un instante, vislumbrabas un espacio propio, y gritabas con toda tu fuerza porque creias que el eco haria huir tu alma de los pliegues de tu cuerpo, para contestarte desde las paredes.
Un día me llevaste, me invitaste a ser parte de tu ensoñación. Traté de encontrar la alquimia que me uniera a lo que tu mismo lograbas sentir. Cerré los ojos, tu me tiraste del puño de mi saco, que me quedaba un tanto grande: -Grita ahora!!. Tomé aire desde el pecho, desde mis cuerdas vocales salió tu nombre, y en simultáneo, desde la ventanilla de un coche, otras cuerdas vocales acotaron: -Correte pedazo de pelotuuudo!!!. Mi alma se pegó a un parabrisas, para esperarme al final del tunel, que hay mas luz, y paseantes, y perros, y vendedores, y deportistas.
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