Cuando nos encontramos creí, y creí que vos creías tambien, que era el momento justo. Cuando nos perdimos creí, y creí que vos ya creías tan poco, que era un espamento injusto.
Volviste a arrojarme tu lenguaje encriptado y telegráfico.
Mis ojos se humedecieron, mi respiración se hizo entrecortada, mi pecho se contrajo. Vos me miraste con tus ojos secos, en contraste, y dijiste: -No sollozos, vos Eh?! te fuíste. Yo, aliviado de tu ser, me quedé, a cambio, con una culpa terrible. Mas terrible aún, porque no sabia su orígen, aunque creía que algo tenía que ver con esa última frase que te escuche decir..
martes, 9 de noviembre de 2010
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