lunes, 25 de octubre de 2010

Anomia

Te nombraba un par de estrellas, te mostraba mi astronomía. Te llevaba a unas funciones gratis, te ocultaba mi economía. Te cocinaba algunos platos, aplicaba mi gastronomía. Te abrazaba en mi sueño, para que vieras como dormía.
Hasta que tu sensibilidad periódica y mi nerviosismo esporádico, se encontraron esa mañana. Intenté hablar mientras desnudaba tu anatomía , en mi tartamudeo logre decirte: -Mía, mía, mía.
Tus ojos se llenaron de furia, me hiciste un gesto odioso que jamas te habia visto, fuiste al cuarto, recogiste unas pocas cosas que tenías, y saliste golpeando la puerta, no sin antes decir: -No soy ningun objeto, nunca fui tuya ni lo seré, imbecil!. Cuando pude completar la frase el taxi ya doblaba la esquina: -Mía... mi amor.